martes, 12 de octubre de 2010

Etapa 4: Lubián - Laza

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Nos levantamos a las 7:30 y fui con los canarios de Ocaña a desayunar a casa Irene. Tomé un café con leche y dos tostadas con mermelada, 2.50 €.

Salimos de allí siguiendo el Camino en dirección al Santuario de la Tuiza sobre las 9:00. Visi nos indicó que la fuente que había junto al santuario tenía muy buena agua. Llegamos hasta allí rápidamente, pero no bebimos agua. El santuario de la Tuiza está debajo de la A-52, junto a los enormes pilares, lo que resta bastante atractivo a un lugar que en su día sería muy bonito.



Tras salir del santuario había una bajada por la carretera, para luego subir una enorme pendiente, que se puede calificar como la más dura del Camino, rompepiernas. A partir de ahí el camino discurre por la N-525, justo ahí comienza el puerto de A Canda, que comparado con el Padornelo es muy poca cosa. También acaba en un tunel, donde comienza una bajada que continúa con varios toboganes hasta A Gudiña.



Como Luis tenía problemas con su rodilla operada, tardamos unas 3 horas en llegar a A Gudiña. Ahí se vieron obligados a tomar un taxi hasta Orense para ir al hospital, me despedí de ellos y ya no volví a verlos en todo el Camino, aunque después mantuvimos contacto telefónico.

Salimos del bar de A Gudiña, que estaba nada más entrar al pueblo a mano izquierda, sobre las 12:00. Ellos se fueron con el taxista, que además era el dueño del bar, incluyendo las bicis por 85 euros hasta Orense, y yo me subí a la montura y continué el camino. Desde A Gudiña se tomamaba una carretera de montaña con contínuas subidas y bajadas hasta llegar a Campobecerros. Era una carretera estrecha pero prácticamente no había tráfico. El tramo de A Gudiña a Laza es sin duda el más bonito del Camino de Fonseca, incluso de los más bonitos de todos los Caminos que he hecho. Trascurría por muchas aldeas con muy pocos vecinos, cruzaba contínuamente la vía del tren (¡¡menuda obra harían aquí!!) y tenía vistas al embalse del Río Camba.



Al llegar a Campobecerros pregunté a una señora cómo llegar a Laza por carretera (llevaba el amortiguador sin aire y no quería romperlo con un bache). Pronto se juntaron tres personas mayores que me dijeron todas las alternativas. Finalmente decidí seguir hasta Portocamba y al final del pueblo, en la cruz de madera, tomar la pista que conducía a Laza, ya que me aseguraban que incluso pasaban coches.


Salí de Campobecerros por una cuesta de pendiente bastante dura, a ritmo cansino, hasta pasar todo Portocamba y llegar a la cruz. En la pista comenzaba la bajada, si bien la hice bastante despacio mientras duró la pista. Una vez cogida la carretera de asfalto, hasta Laza se cogían velocidades de más de 50 Km/h. Al entrar en el pueblo me llamó la atención un cruce con varias zonas de indicadores, cada zona con más de 30 indicadores de kilómetros. Me dirigí hacia Protección Civil aproximadamente a las 14:00, y una chica muy amable me dió las llaves del albergue (yo era el primero de ese día), me preguntó si venía mucha gente andando y me indicó cómo continuar con la bici al día siguiente (hasta A Alberguería era mejor por carretera yendo en bici). Me dió también un juego de sábana ajustable y cubrealmohada desechables (por higiene). Todo por 5 €. Le pregunté si tenían sitio para bicis y me dijo que la planta del albergue tenía forma de "C", y que podía dejarla en el hueco de patio rodeada por el albergue, aunque como luego vi el patio era perfectamente accesible desde el exterior.

El albergue era nuevo y tenía mucho cristal, lo que hacía que al entrar el aire estuviera caliente (lo cuál se agradecía esos días, en verano será otra cosa...). Tenía un comedor/sala de lectura, una pequeña cocina, aseos con varias duchas e inodoros. Los dormitorios estaban en otra ala del edificio, separada del resto por una puerta corredera.
Había 5 habitaciones, cada una con 4 literas de 2 plazas cada una. La limpieza estaba muy bien y todo bastante nuevo. Tenía tendederos en el patio exterior.

Respecto a las bicis, estaba prohibido meterlas dentro del albergue. Había que dejarlas fuera a la vista y el alcance de cualquiera que pasara por allí. Aunque la chica de Protección Civil me dijo que no habían robado ninguna nunca, no me daba mucha confianza. Finalmente la bici durmió fuera candada. Es una pena que un albergue tan estupendo y amplio como este no tenga dónde guardar las bicis bajo llave.

Tras ducharme me encaminé hacia el pueblo. Pregunté a dos señoras dónde comer, me indicaron la plaza, que estaba cerca del albergue además. Había dos bares en la plaza, y entré a la Taberna. Ahí me pusieron el mejor menú de todo el Camino, así que decidí volver por la noche a cenar y ver el partido de la Selección de fútbol.

Tras pasar el tiempo dando vueltas por allí, vi que llegó un grupo a media tarde que había visto en Lubián el día anterior. Eran un chico y una chica (Susana) navarros y un sevillano (Francis). Luego fui a cenar otra vez a la Taberna y coincidí con un matrimonio de alemanes, con los que compartí mesa y estuvimos hablando de sus experiencias con el Camino. Conocían a Renata (la hospitalera del albergue de Zamora). De nuevo, la cena estupenda por 9 euros.



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