lunes, 11 de octubre de 2010

Etapa 3: Santa Croya de Tera - Lubián

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Tras levantarme sobre las 7:20 y desayunar algo de la máquina expendedora que había en el albergue, me dispuse a montar la alforja y preparar todo. Salí sobre las 8:20 con los canarios de Ocaña para tomar la N-525 desde Santa Croya de Tera hasta Puebla de Sanabria.

Durante el camino hasta Junquera de Tera me adelanté a ellos y pude ver cruzar la carretera primero un ciervo y luego una pareja de ciervos. El primero me pareció del tamaño de un burro, bastante impresionante verlo cruzar la carretera a saltos.

En Junquera de Tera paré a esperar a los ocañenses, dónde comimos algo para recargar fuerzas. Continuamos juntos hasta Rionegro del Puente, pero al poco nos separamos subiendo el puente sobre la A-52 en dirección a Mombuey, y ya no nos volvimos a ver hasta el albergue. Eran poco más de las 10 de la mañana.

En Mombuey hay una ferretería justo pasado la Guardia Civil dónde se veían algunas bicis. Paré a preguntar pero no sabían lo que era una bomba de suspensión para bicicletas. Me aconsejaron preguntar en Puebla de Sanabria o ya en Orense. Intuía que me esperaban muchos kilómetros de asfalto...

Llegué a Puebla de Sanabria pasadas las 12 del mediodía. Según mi planificación, pensaba parar ahí en el albergue "Casa Luz", pero vista la hora decidí parar a descansar y sacar dinero del cajero y luego continuar hasta Lubián, dónde esperaba encontrar a los ocañenses.


Alrededor de las 13:00 salí de Puebla de Sanabria (encantador pueblo) por la N-525 en dirección a Requejo, al pie del puerto del Padornelo. La carretera es bastante llana y se llega rápidamente. Prácticamente no hay tráfico.

El puerto del Padornelo era la primera dificultad seria del Camino. Comencé a ascender sobre las 2 de la tarde, con bastantes kilómetros a mis espaldas. Tomé un gel de glucosa antes para evitar sorpresas y comí algunos frutos secos. La ascensión es de unos 6 km, con rampas no demasiado duras pero bastante largas, lo cuál frustraba bastante porque parecía que nunca llegaba la siguiente curva.



Después de varias paradas pude coronar en el túnel de unos 400 metros de longitud, tras haber pasado un puente en curva con unas bonitas vistas. A partir de ahí se iniciaba una bajada vertiginosa a velocidades de más de 60 Km/h, desde el pueblo de Padornelo hasta Hedroso, dónde comenzaban de nuevo algunos repechos que se atragantaban más que un polvorón después de tantos kilómetros en las piernas ese día.

Ojo: tras pasar Padornelo hay que dejar la N-525 y seguir dirección Lubián a la derecha siguiendo los indicadores, por la antigua nacional, ya que en otro caso ¡llegaríamos a un camino sin salida!

El albergue está indicado con señales de madera, muy cerca de "Casa Irene".

Llegué al segundo al albergue alrededor de las 14:30-15:00, sólo había un peregrino dentro (muy poco hablador por cierto). Al rato de llegar yo llegaron otros tres franceses de unos 40-50 años, y durante la tarde se llegó a llenar el albergue con unas 20 personas.



El albergue es bastante modesto. En la planta baja hay una pequeña cocina con comedor y dos literas con cuatro camas en total. En la planta de arriba está el baño (un inodoro, un lavabo y una ducha) y una habitación con unas 8 literas y 16 camas en total. También tiene balcones con tendederos para la ropa. Tendría unas 20 plazas en total. Las bicis se pueden meter al comedor.



Para comer había dos opciones: casa Irene (que estaba cerrado a esa hora) y el bar Javi. Sobre las 16:00 pedí un bocadillo de tortilla (enorme) en el bar Javi y un par de cocacolas. Luego fui al Concello dos Lobos, que es una antigua trampa para lobos. Hay que subir hasta un monte para verla, ojo que cansa...


A las 18:30 llegué al albergue y no estaban los canarios de Ocaña, pero a los pocos minutos llegaron. Se ducharon y nos fuimos a dar otra vuelta por el pueblo y al bar de Javi a tomar algo. A las 20:00 fuimos a cenar a casa Irene, dónde estaban casi todos los peregrinos del albergue. Había cuatro franceses, un inglés, una alemana, un austríaco y una japonesa, además de nosotros tres. Fué una cena muy divertida, que nos sirvió Visi muy bien. Y con mucho vino...creo que dormimos muy bien esa noche todos.






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